sábado 26 de abril de 2025 - Edición Nº 29.188

Información General | 19 feb

Fútbol contra la homofobia. El caso de Justin Fashanu

Por Carlos de las Heras, responsable de deporte y derechos humanos de Amnistía Internacional.


Justin Fashanu nació en Hackey, cerca de Londres, en 1961. Su padre, un abogado nigeriano, lo abandonó, junto a su hermano y su madre cuando eran unos críos. Su madre, una enfermera de Guyana, estaba sumida en la pobreza y se vio obligada a enviar a Justin y a su hermano, John, a un hogar de acogida. Más tarde, cuando tenían seis y cinco años, fueron adoptados por una familia británica de cerca de Norfolk.

Desde muy joven, Justin y su hermano comenzaron a practicar deporte. Probaron con el tenis, el rugby e incluso el boxeo, pero acabaron decantándose por el fútbol. Justin tenía calidad y pronto empezó a despuntar en categorías inferiores. Despertó la mirada de ojeadores y a mediados de los años 70, uno de los equipos históricos de Inglaterra, el Norwich City, se fijó en aquel joven cuyo físico y potencia sobresalía por encima del resto de chavales de su edad. Le ofrecieron entrar en su academia y seguir formándose, como futbolista y como persona. En 1979, con tan solo 17 años, debutó en primera división y se convirtió en uno de los jugadores más seguidos por la afición. En solo un año su calidad despertó el interés de grandes clubs y en 1981 fichó por el Nottingham Forest, un club que un año antes se había coronado como el mejor equipo del continente al ganar la Copa de Europa. El equipo de Nottingham pagó al Norwich City un millón de libras de la época, el traspaso más caro hasta entonces por un futbolista de raza negra.

La llegada de Justin a Nottingham despertó la ilusión de los seguidores. Era joven, rápido y con una calidad asombrosa. Sin embargo, su luz se fue apagando poco a poco. No se adaptó a la vida de Nottingham y tampoco a su entrenador, Brian Clough, por algo que descubriremos más adelante. En agosto de 1982 fue cedido al Southampton, en el sur de Inglaterra, y ese mismo año, en diciembre, traspasado al rival histórico del Nottingham Forest, el Notts County, uno de los equipos más antiguos de la historia, fundado en 1862. Su carrera, en claro declive, terminó de romperse debido a graves lesiones. Tras intentar volver a ser él mismo, pasó por equipos de Canadá, Suecia, Escocia y Nueva Zelanda, acabó retirándose en Estados Unidos, en el Maryland Mania, de Baltimore, donde termina la carrera deportiva de Justin Fashanu. Como la de cualquier otro deportista, tuvo sus altibajos, sus triunfos y sus derrotas. Y como tantos deportistas, las lesiones marcaron su carrera.

Pero no solo las lesiones… y aquí es donde empieza la “otra carrera” de Justin Fashanu. Cuando llegó a Nottingham, su entrenador, Brian Clough, había llevado al Forest a ganar dos años consecutivos la Copa de Europa y como jugador había sido una estrella con la selección inglesa. De carácter arrogante y con cierta predilección por el alcohol, no tardó en fijarse en que Justin Fashanu era “diferente” y centrar sus críticas en él. Aunque por entonces Justin aún no había hecho pública su homosexualidad, su orientación sexual era conocida por sus compañeros de equipo y un rumor a voces en la ciudad. Los rumores sobre sus salidas nocturnas llegaron a Clough, quien en su autobiografía cita cómo un día, conversando con Justin, le preguntó: “¿Dónde vas si quieres una barra de pan? A la panadería, supongo. ¿Dónde vas si quieres una pierna de cordero? A la carnicería, ¿verdad? Entonces, ¿por qué sigues yendo a esos malditos clubs de maricas?”.Clough llegó a apartar a Fashanu del equipo.

Años más tarde, en 1990, Justin decidió salir del armario, no si antes sufrir las amenazas incluso de su hermano, John, de quien se rumoreó que llegó a ofrecerle dinero a cambio de guardar silencio. Al mismo tiempo, los periódicos sensacionalistas británicos comenzaron una campaña de acoso contra Justin, quien el 22 de octubre de 1990 concedió una entrevista en la que hizo pública su homosexualidad. El diario que publicó la entrevista, The Sun, la titulo así: “Estrella de fútbol de un millón de libras: soy gay”. Justin se convertía en el primer futbolista que se declaraba homosexual. En plena Inglaterra, la cuna del fútbol, de la lucha entre 22 hombres sobre el césped y el barro, un jugador cercano a los 40 años, negro y gay. Fue el principio del fin de su carrera, y el comienzo de una vida llena de acoso y discriminación. Su propio hermano, John, que también hizo carrera como futbolista, lo repudió. Fue objeto de terribles insultos homófobos en los campos en los que jugaba, e incluso por parte de compañeros y rivales en el campo de juego.

Pero fue en Estados Unidos donde su vida terminó de torcerse. En 1998 fue acusado de abusos sexuales por un joven menor de edad. Fue interrogado pero no detenido. Asustado, Justin regresó a Inglaterra. Un mes después, el 2 de mayo, su cuerpo fue encontrado colgando del techo del garaje abandonado de un barrio londinense. En la nota que dejó se podía leer que “me he dado cuenta de que ya he sido declarado culpable. No quiero dar más preocupaciones a mi familia y a mis amigos. Espero que el Jesús que amo me dé la bienvenida; al final encontraré la paz”. Años más tarde, las autoridades estadounidenses archivaron la denuncia de abusos sexuales por falta de pruebas. Por su parte, su hermano, John, el mismo que le repudió en vida, se arrepintió de no haber podido disculparse con Justin y actualmente, su hija y sobrina de Justin, Amal Fashanu, dirige la Justin Fashanu Foundation, una fundación dedicada a la memoria de su tío y a ayudar a otras personas a visibilizar su situación.

Justin Fashanu fue el primer futbolista que hizo pública su homosexualidad. Treinta años después, no ha habido muchos más que sigan su ejemplo. Y por pura estadística, creo que el temor a ser señalados, el miedo a perder contratos o el pánico a ser estigmatizados sean varios de los motivos por los cuales la homosexualidad sigue siendo un tabú en el mundo del fútbol. Hace poco, en noviembre del año pasado, el australiano Josh Cavallo, internacional por su país, confesó públicamente su homosexualidad, algo por lo que recibió muchos mensajes de apoyo. Sin embargo, al mismo tiempo, expresó su temor de acudir al Mundial de Fútbol de Qatar 2022, debido a la legislación homófoba del país.

Ejemplos como los de Justin Fashanu o Josh Cavallo no deberían ser excepciones. El mundo del deporte, como el resto de aspectos de la vida cotidiana no deberían ocultar y silenciar a las personas homosexuales. Es un derecho de cada cual hacer o no pública su condición sexual. Y un deber de todas las personas, aficionadas o no al deporte, respetarlo y apoyarlo. Debe ponerse fin a la discriminación y al silencio que sufren las personas homosexuales, no solo en el mundo del fútbol, sino en el ámbito del deporte en general. Y esto pasa por la educación, el respeto y la defensa de sus derechos. Y no solo por parte de la afición; ejemplos como el de Brian Cough no deben repetirse, nadie debería ser perseguido u hostigado por su condición sexual. Por eso, desde Amnistía Internacional hoy, 19 de febrero, como cada año, nos acordamos del camino que emprendió Justin Fashanu y que lamentablemente contribuyó a terminar con su carrera deportiva y lo que es peor, con su vida. Es posible que su carrera deportiva no fuera la de una estrella. Sin embargo, su valentía le sitúa como una de las grandes figuras del deporte y como un ejemplo para todas las personas.

Fuente: Amnistía Internacional

 

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