

Por: Federico García
A fin de año, como ocurre desde el año 1956, volverán a prenderse fuego los momos en la ciudad de La Plata. Una tradición que tuvo su auge en la década del '90 con una media de 120 estructuras por año y 200 en su pico más alto.
Sobre este evento típicamente platense, el investigador Gabriel Darrigran acaba de publicar un libro al respecto que se titula “Ritual Platense: origen, auge, ocaso y porvenir de los muñecos de fin de año”.
En diálogo con Info Blanco Sobre Negro, Darrigran recordó que la quema de muñecos surgió en el año 1956 en la esquina de 10 y 40 impulsada por el vecino Luis Tórtora, en el contexto de las fiestas del barrio donde se realizaban carreras para los chicos y palo enjabonado para los más grandes.
El primer muñeco que se quemó fue el de un jugador de fútbol de Defensores de Cambaceres de Ensenada, en modo de homenaje. Porque si bien antes de ese año ya se incendiaban momos se hacía únicamente para ver el fuego y a partir de 1956 esta actividad comenzó a tener otro motivo: el reconocimiento.
A partir del mencionado año la quema no paró hasta la actualidad, con una media de entre 25 y 30 muñecos desde la década del '60 y los '80 hasta el pico de 200 que ocurrió en los '90. Incluso, también se realizaron durante la dictadura cívico militar.
Entre los datos curiosos que destaca el libro, a lo largo de todos estos años la construcción más popular en La Plata fueron Los Minions y, a partir de los '90, comenzaron a aparecer momos relacionados con películas, como el Hombre Araña, Batman y Toy Story.
Pero también hubo polémicas, como sucedió en el 2008 cuando el grupo Drako realizó “La última cena” y por quejas de vecinos debieron sacar a Jesús de la estructura, o en el 2016 cuando un grupo de vecinos de Tolosa realizó al "negro de Whatsapp" y por quejas de un grupo de personas Control Urbano debió incautar el miembro.
Además, hay una particularidad que el activismo platense se ve influenciado por la tradición. Por ejemplo, los movimientos antiabortistas tienen su propio muñeco que sacan en las protestas que hacen, aunque no lo queman, y en los '90 la agrupación HIJOS La Plata también hacían muñecos para los escraches o movilizaciones.
“En el año 1995 se construyeron 200 muñecos y la media de esa década eran 120 por año, que continuó en la década del 2000”, destacó Darrigran.
Además, el investigador de la Universidad Nacional de La Plata también destacó que esa época los vecinos comenzaron a recorrer los distintos barrios y localidades para ver los momos y sacarles fotos.
Y también comenzaron las innovaciones en la construcción de las estructuras. Por ejemplo, en Villa Elvira el artista Daniel Marozzi comenzó a hacerlos con articulaciones, de modo que también se movían. En dicha localidad, durante la década del '90, se llegó a observar un muñeco por esquina.
En tanto, otros de los motivos de la explosión según el autor de “Ritual platense” fue la estabilidad económica de aquella época y la apertura de importaciones, a partir de la que comenzó a entrar mucha pirotecnia de Brasil.
La caída en la cantidad de muñecos comenzó, de acuerdo a Darrigran, en el 2010 por dos motivos. Uno de ellos tuvo que ver con la tecnología y la dificultad de los constructores de momos a los que comenzó a costarles convencer a los más chicos para que los ayuden a pedir donaciones o con el engrudo, ya que estos últimos “preferían la computadora”.
El otro motivo, según el investigador, se dio con el cambio de gestión comunal a partir del 2016, cuando la gestión de los muñecos pasó del área de Modernización y Desarrollo Económico a Cultura y Educación.
“Bajo la órbita de Modernización, los momos eran considerados una actividad estratégica y se incentivaba a los muñequeros a través de distintos trabajos que la Comuna les daba durante el año, y desde que pasó a Cultura y Educación son tratados como una actividad cultural más así como comenzaron a ser más regulados por Control Urbano, momento en el que comenzaron las quejas por el hostigamiento y el desinterés”, destacó Darrigran.
“Hay un fenómeno que se está dando que no se había dado antes. Antes muchos grupos rivalizaban y se celaban y ahora hay más unidad. Incluso, dos de ellos se unieron para formar uno nuevo, algo inédito. Los hermanos macana y la tradición se fusionarion para seguir haciendo muñecos en 25 y 32”, destacó Darrigran sobre el futuro de los muñecos, y propone que los muñequeros armen una asociación y tengan un representante ante el Ejecutivo para reclamar por sus problemáticas.
Este año, serán 56 muñecos los que ardan en La Plata para seguir con una tradición que, como tantas otras cosas, hacen única a la ciudad.